05-12-2011 |
Un plan para los pibes que llegó para quedarse
La cantidad de beneficiarios se redujo en 156.541 respecto del pico de mayo de 2010. 1.117.325 dejaron de cobrar porque los padres consiguieron empleo formal o no cumplían los requisitos, pero se incorporó a un millón de chicos nuevos.
La Asignación Universal por Hijo (AUH) cumplió en noviembre dos años desde su implementación. El programa nació con 3,3 millones de inscriptos, tuvo un pico de 3,7 millones en mayo de 2010 y el mes pasado se liquidaron 3,5 millones de beneficios. Aunque las cifras presentan variaciones menores, entre aquel techo y el nivel actual ocurrieron varios hechos significativos, que reflejan la vida propia que adquirió el sistema y su funcionamiento institucional. Por ejemplo, el padrón de niños y adolescentes cubiertos por la asignación registró un millón de incorporaciones, de las cuales 285 mil fueron gracias a que la Anses pudo depurar sus bases de datos hasta conectar a todos esos niños con sus padres, información que en un principio estaba dispersa y no permitía que esos menores accedieran a la ayuda estatal. Otros tantos dejaron de cobrar el beneficio por diversos motivos, entre los cuales el principal es que sus padres consiguieron empleo en la economía formal.
La otra razón que elevó la cifra de chicos alcanzados por la AUH fueron los nacimientos que ocurrieron en el período, bebés que la Anses detectó rápidamente e incorporó al sistema. Y una tercera causa fue la política de documentación masiva que lanzó el Gobierno a través de los nuevos DNI y campañas específicas de los ministerios del Interior y Desarrollo Social. Entre estos dos factores se contabilizan 736.128 altas en la asignación, a las que se agregan 284.656 por la identificación de hijos y padres explicada más arriba. En total, la suma arroja 1.020.784 nuevos anotados entre mayo de 2010 –cuando se alcanzó el máximo de beneficiarios, con 3.684.500– y el nivel actual –de 3.527.900 niños–.
Ese millón de adhesiones es el dato que presenta la Anses para responder a la crítica que lanzó un sector de la oposición cuando se creó la AUH y que sostiene hasta el día de hoy. Su argumento es que las condiciones impuestas para acceder son demasiado restrictivas y dejan afuera a chicos que deberían cobrar. Luego de dos años de funcionamiento, el organismo de la seguridad social asegura que el mecanismo es eficiente para captar a aquellos que merecen el subsidio y que en todo caso las correcciones que se pueden presentar son menores.
Pero si el padrón de la AUH se amplió en más de un millón de chicos y el número de beneficiarios actuales es menor en 156.000 al de hace un año y medio, hay otras razones que lo explican y también dan cuenta de las transformaciones que se van operando dentro del programa. La más notable es que 318.210 menores dejaron de cobrar ese plan porque sus padres empezaron a trabajar en la economía formal. Se convirtieron en empleados bajo relación de dependencia y pasaron a percibir las Asignaciones Familiares que liquida la propia Anses. La información es congruente con las tasas de empleo y desocupación registradas en el tercer trimestre. La primera llegó a su máximo desde 2003, con un 43,4 por ciento, mientras que el desempleo bajó hasta su mínimo desde 1990, a 7,2 por ciento. “Los padres de miles de niños que antes percibían la AUH ahora cobran las asignaciones en sus trabajos”, celebró la Anses, en un informe al que accedió Página/12.
En la misma línea, 90.144 chicos dejaron de cobrar la Asignación Universal por Hijo porque sus padres se inscribieron como monotributistas, lo que habla de un pasaje de la informalidad a algún grado de formalidad laboral. En el mismo documento se especifica que otros 285.205 menores de 18 años ya no perciben la AUH porque sus padres o tutores se convirtieron en jubilados o beneficiarios de pensiones no contributivas y el Gobierno estableció que aquel plan es incompatible con estas otras coberturas estatales. Lo mismo ocurrió con 164.263 chicos que accedieron a planes sociales liquidados por las provincias.
Hay otro grupo, de 134.725 chicos, que fueron dados de baja de la AUH porque sus padres no presentaron la libreta que acredita el cumplimiento de algunas de las condiciones impuestas para cobrar: la asistencia regular a clases y las vacunas obligatorias. Es decir, el 3,8 por ciento del total de inscriptos. El Gobierno justifica su rigurosidad en este punto porque sostiene que la AUH tuvo un impacto positivo en el aumento de la matrícula escolar y en los planes de vacunación, y que ésas son ganancias asociadas a la creación del beneficio que es conveniente preservar.
Más polémica es otra de las causas por las cuales se excluye a menores de 18 años del sistema: 164.263 quedaron de lado porque la Anses detectó que sus padres no encuadraban con algunos de los requisitos exigidos, como ser trabajadores informales y ganar menos del salario mínimo vital y móvil. La Anses realiza inspecciones permanentes para corroborar que se cumplan esas condiciones. También dentro de este grupo hay que computar a chicos que asisten a escuelas privadas que cobran cuotas mensuales superiores a los 100 pesos y por esa razón ya no pueden participar de la AUH (ver aparte).
En conclusión, entre el 1.020.784 altas y el 1.117.325 bajas, los beneficiarios actuales son 156.541 menos que en el pico de mayo de 2010. Son números que se van moviendo mes a mes y que evidencian que la AUH es un programa ya instalado que va ganando en profundidad. Esto también se refleja en el comportamiento mayoritario de quienes reciben ingresos por esta vía. Desde que entraron en vigencia las libretas donde los anotados en el sistema deben registrar la asistencia a clases y la aplicación de vacunas, 4.613.341 de ellas fueron presentadas ante la Anses. Eso liberó el pago del 20 por ciento que el organismo les retiene mes a mes hasta cumplir con ese trámite. Eso suma 1159 millones de pesos desde abril de 2010 hasta noviembre último, a razón de 523 pesos promedio por familia el mes pasado.
La otra razón que elevó la cifra de chicos alcanzados por la AUH fueron los nacimientos que ocurrieron en el período, bebés que la Anses detectó rápidamente e incorporó al sistema. Y una tercera causa fue la política de documentación masiva que lanzó el Gobierno a través de los nuevos DNI y campañas específicas de los ministerios del Interior y Desarrollo Social. Entre estos dos factores se contabilizan 736.128 altas en la asignación, a las que se agregan 284.656 por la identificación de hijos y padres explicada más arriba. En total, la suma arroja 1.020.784 nuevos anotados entre mayo de 2010 –cuando se alcanzó el máximo de beneficiarios, con 3.684.500– y el nivel actual –de 3.527.900 niños–.
Ese millón de adhesiones es el dato que presenta la Anses para responder a la crítica que lanzó un sector de la oposición cuando se creó la AUH y que sostiene hasta el día de hoy. Su argumento es que las condiciones impuestas para acceder son demasiado restrictivas y dejan afuera a chicos que deberían cobrar. Luego de dos años de funcionamiento, el organismo de la seguridad social asegura que el mecanismo es eficiente para captar a aquellos que merecen el subsidio y que en todo caso las correcciones que se pueden presentar son menores.
Pero si el padrón de la AUH se amplió en más de un millón de chicos y el número de beneficiarios actuales es menor en 156.000 al de hace un año y medio, hay otras razones que lo explican y también dan cuenta de las transformaciones que se van operando dentro del programa. La más notable es que 318.210 menores dejaron de cobrar ese plan porque sus padres empezaron a trabajar en la economía formal. Se convirtieron en empleados bajo relación de dependencia y pasaron a percibir las Asignaciones Familiares que liquida la propia Anses. La información es congruente con las tasas de empleo y desocupación registradas en el tercer trimestre. La primera llegó a su máximo desde 2003, con un 43,4 por ciento, mientras que el desempleo bajó hasta su mínimo desde 1990, a 7,2 por ciento. “Los padres de miles de niños que antes percibían la AUH ahora cobran las asignaciones en sus trabajos”, celebró la Anses, en un informe al que accedió Página/12.
En la misma línea, 90.144 chicos dejaron de cobrar la Asignación Universal por Hijo porque sus padres se inscribieron como monotributistas, lo que habla de un pasaje de la informalidad a algún grado de formalidad laboral. En el mismo documento se especifica que otros 285.205 menores de 18 años ya no perciben la AUH porque sus padres o tutores se convirtieron en jubilados o beneficiarios de pensiones no contributivas y el Gobierno estableció que aquel plan es incompatible con estas otras coberturas estatales. Lo mismo ocurrió con 164.263 chicos que accedieron a planes sociales liquidados por las provincias.
Hay otro grupo, de 134.725 chicos, que fueron dados de baja de la AUH porque sus padres no presentaron la libreta que acredita el cumplimiento de algunas de las condiciones impuestas para cobrar: la asistencia regular a clases y las vacunas obligatorias. Es decir, el 3,8 por ciento del total de inscriptos. El Gobierno justifica su rigurosidad en este punto porque sostiene que la AUH tuvo un impacto positivo en el aumento de la matrícula escolar y en los planes de vacunación, y que ésas son ganancias asociadas a la creación del beneficio que es conveniente preservar.
Más polémica es otra de las causas por las cuales se excluye a menores de 18 años del sistema: 164.263 quedaron de lado porque la Anses detectó que sus padres no encuadraban con algunos de los requisitos exigidos, como ser trabajadores informales y ganar menos del salario mínimo vital y móvil. La Anses realiza inspecciones permanentes para corroborar que se cumplan esas condiciones. También dentro de este grupo hay que computar a chicos que asisten a escuelas privadas que cobran cuotas mensuales superiores a los 100 pesos y por esa razón ya no pueden participar de la AUH (ver aparte).
En conclusión, entre el 1.020.784 altas y el 1.117.325 bajas, los beneficiarios actuales son 156.541 menos que en el pico de mayo de 2010. Son números que se van moviendo mes a mes y que evidencian que la AUH es un programa ya instalado que va ganando en profundidad. Esto también se refleja en el comportamiento mayoritario de quienes reciben ingresos por esta vía. Desde que entraron en vigencia las libretas donde los anotados en el sistema deben registrar la asistencia a clases y la aplicación de vacunas, 4.613.341 de ellas fueron presentadas ante la Anses. Eso liberó el pago del 20 por ciento que el organismo les retiene mes a mes hasta cumplir con ese trámite. Eso suma 1159 millones de pesos desde abril de 2010 hasta noviembre último, a razón de 523 pesos promedio por familia el mes pasado.